Siempre tratamos de escondernos de un pasado sin rostro, de un presente cautivo, de un futuro tedioso. Evitamos las cosas que nos hacen bien para seguir aquellas que nos lastiman; miramos hacia atrás en vez de seguir hacia adelante, viviendo sumidos en los recuerdos y en las cosas que no se vivieron.
Intentamos tener las mejores actitudes demostrando a los demás que somos capaces, sin demostrarnos a nosotros mismos lo que somos realmente capaces de hacer.
Creemos morir cuando nos rompen el corazón, pero sin saber que es el acto más bastardo que podemos tener, el que muere por ello es un payaso de colores que se dejo ganar por la desilusión.
Caemos en rutina al mirar la vida como un ciclo, sin estudiar su interior, sabiendo aun que es cambiante y gira la ruleta para salir de la monotonía. Miramos el destino como el yin yan, como lo bueno por suceder y lo malo para olvidar; actuar y seguir, quedarnos quietos y dudar; llorar o reír; ser felices o desdichados; lo que decidimos ser y hacer es lo que nos define como seres humanos.
Cultivamos lo que queremos, recogemos lo que merecemos por el esfuerzo realizado. Dedicamos triunfos y celebramos, lloramos y pataleamos por las derrotas. Insistimos en las cosas que nos convienen, y en las que no son de nuestra conveniencia las rechazamos.
Gina Marcela “Isis”
05 Enero 2012
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